El Sistema Inmune, ese gran desconocido
El
Sistema Inmune, ese gran desconocido
Hay
muchas cosas que pueden provocar una alteración en la salud de nuestras
mascotas. Por eso es importante mantener sano el sistema inmune de los
animales, un sistema que a veces necesita apoyo externo para poder combatir
todo lo que acecha en el ambiente.
Pero
realmente, ¿qué es el sistema inmunitario?
El
organismo de nuestras mascotas cuenta con dos líneas de defensa que se encargan
de frenar a todo patógeno, es decir, microorganismo ‘malo’, que quiera
hospedarse en nuestra mascota.
La primera defensa se conoce como: la inmunidad innata.
Se
trata de la inmunidad que tiene el animal automáticamente desde que nace.
Entre
ellos está:
- La piel como primera barrera. Es el órgano con mayor
superficie del cuerpo, y es la primera defensa que tiene el organismo contra
los patógenos. Por eso es importante mantener sana la piel de los animales y es
importante poner tratamiento a enfermedades que alteran la barrera cutánea.
-
Las secreciones y enzimas del aparato digestivo. Éstos
protegen a las mascotas de toda materia patógena que ingieren (y son muchas a
lo largo de un paseo), por medio de los ácidos y jugos gástricos.
- Glóbulos blancos. Concretamente los fagocitos. Son
células que actúan como ‘vigilantes’ y su forma de proteger al sistema inmune
es fagocitar, es decir, ingerir y de esa forma destruir a los microorganismos
patógenos.
La
otra inmunidad es la inmunidad adquirida.
La
gran parte de esta inmunidad se debe a los glóbulos blancos como células
protectoras.
Ya
mencionamos antes al fagocito, que es un tipo de glóbulo blanco, y ahora
explicaremos los demás glóbulos blancos, que son las células ‘policía’ en el
organismo. Se ponen en funcionamiento cuando entra una toxina o microorganismo
patógeno en el organismo. Debido a distintas características de los patógenos,
los glóbulos blancos reconocen que es un hospedador nocivo. Esta característica
se conoce como ‘antígeno’.
Los
linfocitos, son los glóbulos blancos de toda la acción defensiva adquirida. Hay
dos tipos.
Linfocitos
B: se encargan de evitar que los antígenos/ patógenos sigan en el organismo del
individuo. Se unen a ellos, y crean de esta forma una ‘memoria’, que ayuda al
organismo a reconocer ese antígeno en un futuro, en caso de que vuelva a
afectar al individuo en cuestión.
Linfocitos
T: se encargan de eliminar las células que ya han sido invadidas por el
patógeno.
De
esta forma seguramente os será mucho más sencillo comprender la importancia y
la función de la vacunación. Dado que con las vacunas el fin que se persigue es
crear esas células memoria para el sistema inmune.
Las
vacunas contienen un patógeno/antígeno, pero atenuado, es decir, no tienen
capacidad para producir la enfermedad, pero sí tienen la característica
necesaria para que el cuerpo lo reconozca como invasor y malo. De esta forma,
si alguna vez el animal enfermase de una de las enfermedades contras las que
les vacunamos, por ejemplo el Parvovirus, el sistema inmune ya tendrá células
memoria que intentarán combatir la enfermedad desde el primer instante. De lo
contrario, el organismo no reconoce esos microorganismos como un invasor y
cuando salte la alarma de la inmunidad adquirida tal vez ya sea tarde.
La
revacunación anual es en parte obligatoria (como en el caso de la rabia), y en
parte recomendable, para ayudar al sistema inmune a crear esas células memoria.
Ésta es la mejor prevención para la aparición de las enfermedades en nuestros
animales, siempre y cuando estén sanos. Un animal enfermo NO debe ser vacunado,
dado que el sistema inmune no está en condiciones de actuar frente a la vacuna
como debería.
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