Piensa, y luego actúa
Ya han pasado las fiestas, y muchas personas están ilusionadas con todo lo que ha traído Papa Noel y los Reyes Magos.
Paseando por mi barrio veo cada día uno o dos cachorros nuevos.
No juzgo a la gente sin conocerles, al menos eso intento, pero me da miedo pensar que muchas de esas personas no son conscientes de los cambios que van a vivir desde ahora hasta las Navidades del año que viene.
De hecho, probablemente muchas de esas personas no sean conscientes del regalo que le han hecho a ese cachorro que han adoptado.
Una amiga mía dice que cuando quiere algo, espera un par de años, y si sigue queriéndolo, se hace con ello.
Sería un buen método a seguir con las mascotas.
Más de la mitad de mis conocidos les gustaría tener un perro. Y sólo algunos de ellos son conscientes de que ahora no es el momento.
¿Y cuándo es el momento?
El momento realmente llega cuando tú eres consciente de que vas a sacrificar parte de ti por ese animal.
Cuando tú estás dispuesto a compartir tu vida, con alguien que no va a ayudarte a pagar las facturas, a administrar tu tiempo,... si no con alguien que va a depender de ti toda su vida.
Mis hermanas y hermanos se ríen de mí, cuando comparo a mi perro con sus hijos.
Pero sinceramente, tener una mascota es el mismo paso que das, para tener un hijo.
Si eres de las personas que estas Fiestas han dejado hueco a un nuevo miembro en la familia, por favor, no tires la toalla.
La educación es larga y dura, pero también muy divertida.
Las vacunas cuestan dinero, pero son necesarias.
La compañía es eterna y la alegría indescriptible.
No abandones a tu mascota si deja de cumplir la imagen idílica que tenias de ella.
Si yo hubiera hecho lo mismo, me habría perdido los mejores cuatro años de mi vida y a mi mejor amigo.
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