'Ya te pago otro día'


Dicen que es importante que te guste tu trabajo.

Me siento orgullosa cuando cada día que voy a trabajar me siento feliz. Me gusta mi trabajo. Incluso me encanta.
No obstante, como todos los trabajos, hay días más difíciles que otros.

No me refiero a esos días difíciles de dar malas noticias, ni a días de ver sufrir a alguien y quedarte impotente con la ciencia en la mano sin una solución. No. Esos son momentos difíciles con los que cuentas desde que comienzas a plantearte que quieres salvar vidas.

Me refiero a esos días difíciles, en los que tu propia sociedad te hace difícil el querer trabajar. Esos días en los que es menos doloroso que te pillen los dedos con una puerta, a que te digan a la cara que tu trabajo no vale nada.
Esos días en los que vas a trabajar, dispuest@ a hacer bien tu trabajo. Y de pronto alguien menosprecia lo que haces.

No sería preocupante, si la gente no tuviera animales (en el caso de la veterinaria), ni tampoco si no viniesen a las clínicas. Pero resulta preocupante, resulta urgente y doloroso, cuando es gente que acude voluntariamente a que revises a su perro. 

Me atrevo a decir que no peco de ladrona. 
Me atrevo a decir que mis precios son asequibles.
Y sobre todo,
me atrevo a decir, que mi trabajo es indispensable.

Ayer fue uno de esos días en los que me di cuenta que estamos haciendo algo mal. No sólo porque hay multitud de personas que no velan correctamente por la salud de sus animales, si no porque muchos no lo hacen por desconocimiento de la importancia.
No sólo porque la gente no valore el trabajo que hacemos, (que muchos lo hacemos con el trabajo de otros a menudo también por desconocimiento), si no porque es error nuestro que la gente no vea todo esto.

De quién si no va a ser la culpa que de nosotros mismos. Si un cliente no me paga, es porque le he dejado creer que tiene el derecho a no hacerlo. Si un cliente no viene a vacunar o a desparasitar, o a que revise a su mascota, probablemente sea error de los propios veterinarios que a veces olvidamos la importancia de nuestro propio trabajo y por ende, ¿cómo va un dueño de un animal a considerarlo importante si no lo hacemos nosotros?

Ayer fue uno de esos días en los que me di cuenta que nos queda mucho por aprender. 

'Ya te pago otro día.'

Ayúdanos a que nos respeten. 
Eso no lo consigue ninguna ley.

Eso sólo lo podemos conseguir nosotros, los propios veterinarios españoles, o los que trabajamos en España, si queremos que trabajar en esto siga siendo factible y sobretodo, nuestro sueño y nuestra forma de ser felices.

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